miércoles, 31 de agosto de 2011

XXIX MARATON DE LA CD DE MEXICO

El pasado domingo 28 de agosto se celebro el XXIX maratón de la ciudad de México, evento que en los últimos años se ha llenado de alegría con mayor participación. Mismo al que yo también me sume por primera vez.
Los nervios y la falta de experiencia hacían la mañana más intensa y emocionante, aun era de noche  el sol apenas pintaba el cielo, la humedad en las calles por la lluvia de la noche anterior se registraba en cada charco de agua que reflejaba la luz de la luminaria. El fresco de la mañana exponía todos los sentidos te animaba a moverte a disfrutar el día, después de una noche lluviosa la calma preparaba el espíritu para la competencia. Pareciera que la naturaleza supiera lo que tenía que hacer y se coordinaba con la obra del hombre.
Los rayos del sol ya eran más visibles aunque aun se perdían en el cielo brumoso, pero ya dejaban ver el ánimo de la gente que en las calles desiertas se iban incorporando de la nada, soldados que sin saberlo comenzaban a formar un ejército, uno a uno se sumaban, y cada uno de los soldados se reconocía con un gesto de buenos días o con solo una mirada que delataba las mismas intenciones y emoción. Sabíamos que portábamos un número y la ilusión por competir.
Así en los vagones del metro ya casi por llegar a nuestro primer frente, se habían sumado ya los suficientes soldados listos a entregarse en su misión. Al abrirse las puertas del vagón se enfilaron apurados todos y tomaron por asalto las escaleras  de salida donde metros arriba se encontraba la calle, ya con el bullicio y la energía en el aire.
Al fin Salí a la superficie, otros soldados de otros ejércitos se sumaban para tomar la calle principal, en donde ya se podía ver la organización de los batallones, unos ya marchaban para calentar otros se cambiaban y ajustaban su ropa  y así todos procuraban estar listos para la contienda.
Uno a uno fuimos llenando la calle,  el ánimo permeaba entre la gente, algunos se  acomodaban ganando lugares al frente. El reloj hacia su función y daba pie a un ajuste de unos 100 metros conforme se llenaba la calle, de modo que minutos antes de las 8 de la mañana el pelotón se encontraba ya justo detrás de la meta de salida, esperando ya con ánimo el conteo final. Para ese momento  parecía que todos sabíamos que tendríamos que salir, cual manada de ñues se dispone a cruzar el rio, uno tras otro ocupando un lugar y esperando su turno para saltar. Así las palabras de las autoridades y organizadores por los altavoces daban el margen para canalizar y explotar las emociones, mismas que se detonaron justo, en el momento de escuchar el disparo de salida, fuerte y seco, aflorando así el sentimiento y que, coordinando la música de mariachi  que, orgullosamente armonizaba el campo de batalla. La vista se nubló por unos segundos la garganta se cerro y la emoción y adrenalina comenzaron a rodar por todo el cuerpo, ahí ya estábamos cruzando el rio. Algunos con más prisa otros con más cautela pero al fin habíamos saltado, ahora solo era cuestión de elegir bien el camino de no flaquear de seguir inspirado, una nube de emociones de recuerdos de flashes en la mente como una película a toda velocidad pasaban por mi mente, mis hijos, mi esposa, mis padres, mis hermanos, mis amigos, mi familia; va por todos y, a todos dedico esta carrera.
Así transcurrieron los kilómetros, pero la mente comienza a jugarte sucio, quizá una distracción o falta de concentración hacen girar en tu mente señales inexistentes de cansancio, pero que al final, si no se resuelven pronto terminaran por vencerte en la primera batalla de esta guerra entre tu espíritu y ti cuerpo, por momentos uno domina a otro como ángeles y demonios, queriendo convencerte y dominar tus movimientos. La mente al final es quien domina y brinda todo el soporte al cuerpo quien cansado pero con ganas de seguir continúa paso a paso.
La última curva, se puede divisar a unos metros, uno sabe que pasando ese  reto, está el tramo final  que conduce al lumbral con el que todos soñamos. Vuelvo a escuchar a lo lejos el sonido de la música de mariachi, mis sentidos se ajustan y trato de identificar la melodía, al final todo parece más claro, que mejor que el “sinaloense”, el ánimo vuelve a encenderse, como llama que se aviva con el aire,  la adrenalina se siente correr por la venas un sentido de orgullo me hace levantar el pecho tomar aire y entregarme por completo, cual caballo galopa bajo el control de la mente como jinete. Sabes que ti gente está ahí, que te está apoyando no sabes donde pero eres capaz de oírlos, el ánimo de sus voces te mese y acompaña junto con los gritos de la gente, que se suma a tu victoria. La meta esta cerca de pronto la visión solo se concentra en un punto, el entorno se vuelve borroso, y como lo visualizaste rompes ese umbral que te dio la salida y que, hora te recibe como héroe, has cruzado el rio.
 A todos y cada uno los soldados con los que compartí el campo de batalla les agradezco su valentía y espíritu vencedor, a todos y cada uno de los que cruzaron conmigo el rio les deseo éxito, en la siguiente batalla. Y a todos los, conocidos y desconocidos  que alentaron mi camino GRACIAS.

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